lunes, 9 de septiembre de 2013

Era un coleccionista de sueños, hasta que se tropezó con ella. A partir de ese momento comenzó a perseguir ese "tal vez..." al que otras veces había renunciado. Oportunidades perdidas. Su cobardía le había impedido abandonar la trinchera en la que se sentía a salvo y así no perder lo que en realidad no tenía. Siempre refugiado en la prudencia del silencio.
Amanecía y la esperanza le abrigaba, le reconfortaba. Se creía capaz de acometer la tarea tan ardua que se había impuesto. Fuera miedos. Sólo pensaba en ella, mientras tomaba su desayuno cotidiano. Su aparente desenfado en el vestir estaba perfectamente estudiado: la ropa, el pelo, el maletín, incluso el caminar cobraba una vitalidad inusual en él, camino del trabajo.
El trayecto diario se hacía interminable hasta divisar la esquina. Entonces, la distancia parecía encoger y hubiera deseado que aún quedaran más metros por recorrer. Importante era, no llegar demasiado pronto, lo que impediría el encuentro casual... Por el contrario, si se retrasaba, ella ya habría pasado. Con miedo deseaba el momento. No sabía cómo actuar. Demasiado seguro de sí mismo, la asustaría... Por otro lado, si dejaba al descubierto su inseguridad quizás ella no mostrara interés.
En todas estas contradicciones se debatía mientras sus pasos lo guiaban hacia esa cita, cuyo escueto diálogo comenzaba con un "buenos días" de la joven al que contestaba él con un"buenos días" difícil de articular por el nudo en la garganta que le oprimía. Después, cumplida la misión, sentía alivio hasta el día siguiente.

5 comentarios:

  1. Las inhibiciones impiden que los sueños lleguen a concretarse, la timidez equivale al temor, así día tras día sigue soñando.
    Un saludo JACC.

    ResponderEliminar
  2. Solo un buenos días le cambiaba el rumbo de las horas, si se decidiera...
    Muy bien transmitida esa desazón del protagonista.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. A veces se teme a lo que se desea, a veces se renuncia a algo, por el miedo al desafío que implica intentar lo necesario.

    ResponderEliminar
  4. Un íntegro buenos días o un intachable buenas noches no salen con tanta facilidad de cualquier boca. Bonita lectura.

    un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Un verdadero abismo es ese buenos días, frontera de esa segura zona de confort. El amor le hará ampliar horizontes, algún día colonizará más territorio, espero no sea tarde, muy tarde.

    Saludos Calados.

    ResponderEliminar

¿Acaso la vida le había dado la espalda?. El murmullo de la soledad la visitaba en ocasiones y esa noche nuevamente la empujó a salir. V...