viernes, 5 de julio de 2013

En la Toscana, el grupo se reune en torno a una mesa. Fuera, tras la débil lluvia, la luz cansada de la tarde se extiende entre el castillo y los campos de olivos. Enfrente el sonido del agua en el pilar y el frescor del aire depiertan el ingenio, mientras el antiguo establecimiento de piedra, observa la repetición de tan singular escena siete siglos después.
Lejos del mar de Livorno, como si de un Decameron del siglo XXI se tratara, huyen de la peste que asola tantas almas y ánimos. Entre tazas de café brota el sentimiento. Vida interior que se derrama en aquella trinchera, conformando la mejor arma contra el desánimo. Allí seguirán resistiendo.

2 comentarios:

  1. El hoy y el ayer se entrelazan, entorno a gentes que comparten inquietudes, sentimientos...
    Precioso texto Jacc.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Buenas letras. Buena imagen. Música... que la oiría el día entero.
    En resumen: un placer pasar por tu blog.

    besos

    ResponderEliminar

¿Acaso la vida le había dado la espalda?. El murmullo de la soledad la visitaba en ocasiones y esa noche nuevamente la empujó a salir. V...